El calentamiento global provocado por la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) que se acumulan en la atmósfera generó una crisis climática que pone en peligro nuestra salud y el desarrollo de la vida humana y no humana del planeta. La crisis climática más la pérdida de biodiversidad son algunas de las principales consecuencias de la crisis socioecológica que estamos padeciendo a nivel global. Estas problemáticas se agudizan cada vez más superando las previsiones de los expertos. Estamos ante una nueva normalidad climática con eventos cada vez más frecuentes e intensos.
Estos eventos climáticos extremos como las olas de calor o frío, las inundaciones, sequías y bajantes de ríos ya son un hecho concreto de la realidad que debemos mitigar para que nuestra vida y el ambiente no se vea afectado. En este panorama, los sectores sociales más postergados, son quienes más sufren las consecuencias de estos eventos extremos, mientras los sectores más ricos son los que más daño ambiental producen. La falta de políticas de adaptación al cambio climático profundiza este impacto diferencial.
En este contexto, el trabajo cotidiano de los y las recuperadoras urbanas adquiere una relevancia especial por su aporte a la lucha contra el calentamiento global. Además , este trabajo posee una dimensión socialmente inclusiva ya que es el sustento para cientos de miles de personas y familias estructuralmente excluidas del mercado de trabajo de la economía formal.
El trabajo de reciclaje implica circularidad: un proceso en el cual un producto o material ya utilizado en lugar de ser desechado es procesado para su reutilización, generando una disminución del impacto ambiental del consumo al reducir los residuos. En este sentido, el reciclado es una de las tantas estrategias de mitigación para combatir este cambio climático porque cuando reciclamos reducimos el trabajo de extracción, transporte y elaboración de nuevas materias primas. Esto implica una disminución importante del uso de la energía necesaria para llevar a cabo estos procesos y por ende menos GEI.
Por eso es fundamental la concientización de todos y todas acerca de la importancia del reciclado y la separación de los residuos para luego dárselos a un/a recuperador/a urbano/a.
Cabe señalar que, a pesar de la importancia de esta tarea, los 150.000 cartoneros y cartoneras que impiden que el sistema colapse, trabajan en pésimas condiciones. Miles lo hacen en los propios basurales sin baños, agua, ni techo para cubrirse del sol o la lluvia. Asimismo, una gran parte -quienes no integran las distintas cooperativas- no tienen ingresos fijos.
Reflexiones de Nico Castili Sociologo. Trabajador de la cooperativa RUO